La Virgen de Guadalupe en Conquista del Viejo Mundo
  Relatos de sus Milagros
 
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Comenta aquí todos los milagros que la Virgen de Guadalupe te ha concedido, es una manera de corresponderle con gratitud reconociendo su inmenso poder y amor.

Si yo te contara los milagros que he recibido de nuestra madre, la Virgen de Guadalupe, llenaría paginas, paginas, podría escribir un libro tan grueso como una enciclopedia.

Todos los milagros que he recibido de ella son importantísimos para mi; relatare solo uno por el momento y espero que tú en agradecimiento a la Virgen de Guadalupe relates alguno(s), este es su espacio en la red y también es tu espacio.

 

Agosto 1997.
Era noche; mi niña acariciaba mi frente,  me animaba con sus palabras:

- mamita, estarás bien, si te sientes tan mal yo te       acompaño al doctor. El doctor te dirá que estas bien mami, yo lo se.

Hacia tiempo que sufría de intensos dolores en los senos, especialmente en el derecho.

Ya me habían revisado mi doctor de cabecera, otros 3 médicos generales y esa semana me revisaría un ginecólogo.

Llegue al hospital, habían muchas pacientes, algunas salían con aspecto pálido, triste.

Cuando llego mi turno salía una joven como de mi edad; salía llorando, el doctor sostenía en su mano una jeringa grande con una aguja de tamaño impresionante, yo estaba tan asustada.

Lo primero que se me ocurrió mientras el doctor se preparaba para revisarme fue rezar a la Virgen de Guadalupe, eleve a ella una plegaria.

El medico se puso los guantes, me ausculto, su expresión no me gusto mucho, salió y regreso con una médica y otro médico un poco mayor; hablaron entre ellos fuera del consultorio y posteriormente escribió una orden para que me practicaran un ultrasonido.

 

Yo le pregunté al médico si pasaba algo, si algo andaba mal; él sólo se limitó a responderme en forma fría y cortante: tiene algo, pero tenemos que descartarlo; vaya abajo para que le den cita para el ultrasonido, dígales que es urgente.

 

En la orden para el ultrasonido había una nota de que era urgente.

 

En verdad que yo estaba muy asustada, no sólo por la orden, sino por los dolores que no cesaban.

 

Tenía mucho miedo de fallecer y dejar a mi niña tan pequeñita; me necesitaba tanto.

 

El día del ultrasonido era un 27 de septiembre; el mismo día del cumpleaños de mi mamá; salía yo para el hospital cuando mi mamá me detuvo para pedirme que la esperara, que ella me acompañaría; no quise que mi nena me acompañara, tenía miedo de recibir una mala noticia y que ella se enterara.

 

Cada día, cada noche le pedía a la virgen que me permitiera vivir, que yo sabía que todos tenemos un plazo, un límite, que hay madres que fallecen y dejan a sus niños, y que yo no merecía más que ninguna de ellas vivir, pero le suplicaba que mi niña no se quedara solita.

 

Llegue al hospital; entre al laboratorio de ultrasonido. El médico era joven y posteriormente entraron otros 3 médicos, los 3 revisaron minuciosamente cada milímetro de cada uno de mis senos, discutían entre ellos con un lenguaje no familiar para mí, yo no entendía lo que decían; después de una hora me pidieron que me vistiera y que esperara en la sala los resultados.

 

Yo estaba muy nerviosa, mi madre oraba y yo también; sin embargo a pesar de mi miedo sabía que podía confiar en la Virgen de Guadalupe, evocaba su hermosa imagen.

 

Pasó una hora y media o quizá más no me di cuenta, sólo calculo; salió el médico, llevaba en sus manos un sobre y me dijo:

 

-        Aquí estan los estudios llévelos a su clínica.

 

El notó mi angustia y me preguntó sonriendo:

 

-        A que desea saber que resultados arrojó el ultrasonido?

Yo le respondí aun con un poco de miedo

 

-        Si, así es doctor,

 

 Intenté tomar  los estudios pero el no me los entregó al instante, los retuvo por un momento; los sacó del sobre y me los enseño.

  

No tiene nada, no se preocupe, todo ha salido bien.

 

YO estaba tan agradecida con la Virgen de Guadalupe, que fui a visitarla a la villa para agradecer ese milagro.

 

Los dolores eran insoportables, los diagnósticos de los otros médicos no eran optimistas, eran inciertos pero no se podía esperar algo bueno.

 

ELLA NO ME FALLÓ!!!!

 

NUNCA ME HA FALLADO! NI A TI! Sólo acércate a ella.

En otra ocasión contaré otros, son muchísimos milagros con los que la Virgen de Guadalupe me ha favorecido y espera favorecerte a ti.

 
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