La Virgen de Guadalupe en Conquista del Viejo Mundo
  Cuarta aparición
 
CUARTA APARICIÓN




Al llegar al palacio episcopal salió a su encuentro el mayordomo e incluso otros criados del señor Obispo. Juan Diego les rogó que le comunicaran que quería verlo; pero ninguno accedió, no querían hacerle caso, quizá porque aún no amanecía, o quizá porque ya lo conocen, que sólo los fastidia, que les es insoportable, y porque ya les habían hablado de él sus compañeros que lo habían perdido de vista cuando pretendieron seguirlo. 

Por largo tiempo estuvo esperando la respuesta pacientemente, cuando vieron que llevaba ahí tanto tiempo, cabizbajo, sin hacer nada, a ver si era llamado, notaron que al parecer traía algo en su tilma, y se le acercaron para ver lo que traía, para dar gusto a su corazón. 

Al darse cuenta Juan Diego que era imposible ocultarles lo que llevaba, y que por eso lo molestarían, lo expulsarían a empellones o lo maltratarían, les mostró un poco las flores; los criados pudieron ver que se trataba de diversas y finísimas flores, siendo que no era su tiempo, se asombraron muchísimo, sobre todo cuando vieron lo frescas que estaban, lo resplandecientes, lo exquisito de su perfume, la indescriptible belleza de aquellas misteriosas flores, los criados deseaban tomar unas cuantas, arrebatárselas. 

Y no una, sino tres veces se atrevieron a tomarlas, pero fracasaron, porque cuando pretendían tomarlas, ya no podían ver flores, sino las veían como pinturas, como bordados o aplicaciones en la tilma. Impresionados por este misterioso acontecimiento y por la belleza de aquellas flores, decidieron comentarle al Señor Obispo lo que habían visto, y avisarle que pretendía verlo el indito que ya tantas veces había venido, quien tenía mucho esperando el recado, porque suplicaba permiso para verlo. 

Y tan pronto como el Señor Obispo escuchó eso, captó su corazón que esa era la prueba para que aceptara lo que ese hombre había estado pidiendo. De inmediato le llamó, para que entrara en seguida a casa y verse. Juan Diego entró y se hincó en su presencia, con la humildad que le caracterizaba. De nueva cuenta le narró todo lo que había visto, admirado, y el mensaje de la Reina del Cielo.

Juan Diego narra al Señor Obispo



- Mi Señor, obispo, ya cumplí lo que tuviste a bien mandarme, y así le comuniqué a la Señora, a mi Ama, la Reina del Cielo, venerable y preciosa Madre de Dios, que tú pedías una señal para creerme,  para edificarle el templo que tanto desea, allí donde es su voluntad que lo construyas. Le expresé que te di mi palabra de que te traería la señal que necesitabas, como prueba de su venerable voluntad.

Con dulzura escuchó lo que dije y aceptó gustosa tu solicitud de darte una señal, para que se cumpla su voluntad. Hoy aun, siendo noche obscura, me pidió que viniera a verte; le pedí la señal para que creyeras, conforme a lo que me había dicho que me daría, al instante, condescendió en realizarlo, me pidió que subiera a la cumbre del cerro, donde antes la vi, para que fuera a cortar flores diferentes y preciosas;  cuando terminé de cortarlas, se las llevé. La Reina del Cielo las tomó en sus delicadas y dulces manitas, de nuevo las colocó en el hueco de mi tilma, para que sólo a ti te las entregara.

Como tu sabes en la cumbre del cerro no es lugar donde se den flores, sólo abundan los riscos, abrojos, espinas, nopales escuálidos, mezquites, pero no por ello dudé, cuando alcancé la cima del monte, quedé asombrado: ¡Estaba en el paraíso!. Allí estaban reunidas todas las flores preciosas inimaginables, de suprema calidad, cuajadas de rocío, resplandecientes, de manera que yo -emocionado- me dispuse a cortarlas; la Reina del Cielo me envió a que te las entregara como la señal que necesitabas para creerme y pongas en marcha la construcción de su templo tan deseado por ella;  y para que quede clara la verdad de mi palabra, de mi embajada, ¡Aquí las tienes, recíbelas como la señal.

 
  Hoy habia 7 visitantes¡Aqui en esta página!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis